2.7.09


De pequeño había intentado ser delegado de clase, no comer la menestra del colegio, acostarse después de las doce y no lo había conseguido. En la adolescencia intentó ser anarquista, perder la virginidad antes de los quince, y tampoco dio resultado. Así que, cuando llegó el día en que intentó suicidarse lanzándose desde la azotea y no funcionó, tampoco se sorprendió demasiado.
-¿Por qué no te metes a político? Le dijo un amigo mientras se recuperaba en el hospital.
-Así no te sentirás mal cuando no cumplas lo que te propones. Y así hizo.
Cual no sería su infortunio el día que todas sus falsas promesas se hicieron realidad.
Ningún votante fue capaz de perdonarle esa afrenta en las siguientes elecciones.

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