1.7.09


Esther es linda en la superfice, pero debajo hay una alfombra de vacío por la que perderse. Ana María tiene buen trasero y un movimiento de caderas que daría envidía a cualquier atracción de una montaña rusa. Sin embargo, su mente me dice lo mismo que una tarde entera jugando al cinquillo. Iria, en cambio, es un mar cenagoso por el que navegar. En ella conviven tanto las zonas abisales, como aguas cristalinas. Su calma chicha pasa a marejada con la velocidad de un tornado, y tú en ella estás tan indefenso como un cascarón de nuez en un océano. Aún ni con toda una vida viviendo juntos lograría entender que misterioso secreto es lo que hace moverse. Por otra parte, su culo anda bastante prieto y sus tetas, aunque pequeñas, son un placer destinado a castas superiores a las que no pertenezco. Podría jugar cienmil veces a la lotería y nunca tendría tanta suerte como he tenido con ella. Podría pasarme cada segundo de mi vida a su lado y nunca llegaría a comprenderla.
Sin embargo, en este bar, a las dos de la madrugada, mis ojos no pierden de vista aquellas nalgas que prometen el infierno. Sé que en la cama me espera Iria durmiendo, pero los gritos de mis amgios no me dejan oír los suaves ronquidos que emite llamándome como una sirena. Sé que está noche acabaré vomitando tras haber pasado bajo las sabanas de Esther, Ana María o como se llame la chica que baila y que no para de mirarme. Mañana, cuando me despierte, seguiré sin saberme su nombre.
Por muy guapa que seas, la belleza importa poco una vez has eyaculado. Por eso mañana, la chica de la pista de baile no me quitará el sueño. El problema está en esta noche, y en ese trasero que no me deja ver nada más. Lo que la mayoría de la gente no entiende, es que más allá de la carne, lo que nos atrae es la satisfacción de probarnos que uno todavía es capaz de conquistar. Porque no hay nada que mate más, que la tranquilidad de saber que ya tienes algo. Da igual que hayas sido pobre toda tu vida. Al día siguiente a que te toque un millón de euros ya sentirás que es tuyo por derecho propio. A lo bueno te acostumbras, y no hay nada peor que el uso para que pierda valor, ya sea un millón de euros o la mujer de tus sueños.Tal vez no juegue limpio. Tal vez mañana, de madrugada, sienta como la suciedad me crece cuando me meta en ese hueco que Iria ha dejado en las sabanas para mí. Pero en este momento, en lo único que pienso, es que esta chica que me está abriendo la bragueta sólo me bese en aquellas zonas a las que pueda llegar para quitarme el carmín.

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