16.7.09



Una calle vacía. Por no estar, no está ni él, tampoco ella. Solo su ropa. Ropa caída, ropa sin un cuerpo que vestir, ropa sin vida. Como huellas del crimen. La reconstrucción de una relación convertida en jirones de ropa. La pelea vista por un cordón roto, una camiseta que encogió en la lavadora, pequeños rastros que muestran el paso del tiempo, sin que la desesperación se llegue a entrever. Unos calcetines (como siempre desparejados.) Una cazadora americana que se puso una vez para impresionar y que, por no haber cumplido su misión, quedó relegada a una percha, y un cuaderno. Uno que solo se escribía cuando había miedo. Él no sabrá donde acabarán todos sus recuerdos. Ella lo sabe, pero lo quiere olvidar. Una tragedia escrita en el suelo, una historia de amor que acaba en un cubo de basura. El basurero, al día siguiente, tratará de reconstruir la situación pero no podrá.

3 comentarios:

Itziar San Vicente dijo...

qué bonito y triste a la vez.

Inocente82 dijo...

Yo también tengo uno de esos cuadernos...

Isa dijo...

...y yo

Bueno, miedo, y felicidad, y culpabilidad, y duda... y un poco de todo!