13.7.09

En una caja de cerillas, Jaime descubre el dolor.
En una maceta, Luisa, el sabor de la tierra.

Es viendo el mar donde Arturo descubre el infinito.
Y enfrente de una lentejas, donde Emma aprende esa palabra llamada resignación.

Mientras tanto, en un espejo, Alejandro e Irene, desnudos, descubren por qué los seres humanos son diferentes.
Y en una cama, bajo las mantas, los hermanos Roberto y Tomás, descubren con la ayuda de una linterna como se siente uno al descubrir una cueva y a qué sabe el sabor de la aventura.

Probando muestras de comidas de perro en un veterinario, Andrea descrubre con Sparky el valor de compartir.
Y viendo a la hermana mayor de su amigo Mateo, Alberto descubre el valor de la lencería.

Saltando olas y persiguiendo gaviotas, Victoria descubre esa palabra tan mal empleada llamada libertad
Y comiéndose todos los ositos de color naranja, Ignacio descubre la fuerza del egoísmo.

Esto sucede antes de que todos ellos cumplan cinco años, antes de que aprendan que deben aprender.

En la alcoba de su habitación, Adriana duerme y al mismo tiempo sueña que no es mayor nunca.

2 comentarios:

diana dijo...

Jo Iñi! Qué bonito! Cómo me alegro de que nos regales estas palabras... En la bolsa de ositos siempre quedan los blancos... las sobras de las generosidad, supongo. Me ha encantado.

Itziar San Vicente dijo...

Y enfrente de una lentejas, donde Emma aprende esa palabra llamada resignación.

Lo repito porque me gusta